Al igual que no hay maestro sin alumnos, no se entiende la existencia del Senpai sin la figura del Kohai, el principiante. Éste último se apoyará en aquél a lo largo de su experiencia y de su práctica diaria. Evidentemente, y como en cualquier Dojo donde se imparte un Arte Marcial, existe una jerarquía y ésta comienza con el Sensei, seguida por el Senpai y termina con los diversos alumnos (Kohai) desde el más antiguo al recién llegado. Los orígenes de esta jerarquía los encontramos en el sistema patriarcal japonés, donde el padre era obedecido por todo el clan hasta llegar al miembro más joven de la familia.
Existe una retroalimentación Sensei-Senpai-Kohai en la que sendos elementos se benefician de la sabiduría y experiencia de unos y otros, pero no podemos olvidar la ya citada jerarquía; de hecho, en el país del Sol Naciente la subordinación de los alumnos al Senpai es absoluta -también en colegios, escuelas y clubes deportivos- pudiendo en ocasiones imponer castigos a los que se encuentran por debajo de él. Naturalmente, en Oriente, el alumno veterano no abusa de su posición como hemos visto tantas veces en nuestro mundo occidental. Al contrario; el Senpai debe servir de guía al resto.
En los países no asiáticos las figuras que se han nombrado se circunscriben al Budo, es decir, a las Artes Marciales Tradicionales más antiguas (Jujutsu, Iaido...) y a las modernas (Karate Do, Judo, Aikido, Tai Jitsu...) y se suelen distinguir por los colores de los cinturones (Obi) que portan, yendo del blanco al negro, siendo este último el de mayor rango.
Para terminar esta entrada, quiero compartir con todos un desenfadado vídeo elaborado por nuestra Kohai Ana Salazar, y dedicado por ella a nuestro Senpai, Javier Juliá. Una persona que, además de ser poseedor de unas cualidades muy poco comunes en nuestros días, es el apoyo tanto de los alumnos del Club de Karate Do Herbert como mío.
Raúl Cabral.
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