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viernes, 15 de marzo de 2024

Osaekomi Waza (Inmovilizaciones).

Hon Kesa Gatame

Con el término Osaekomi Waza nos referimos al control por inmovilización de un oponente (conocido como Uke en Judo), de modo que quede decúbito supino (boca arriba) mientras ejercemos una presión con nuestro cuerpo sobre él, impidiendo que pueda levantarse mientras está inmovilizado.

Etimológicamente podríamos traducir dicho término como “técnicas de entrada hacia abajo” (osae: hacia abajo, komi: entrar, waza: técnica), pero coloquialmente lo traducimos a nuestro idioma como inmovilizaciones.

Al realizar este tipo de técnicas tan características del Judo, pero que se trabajan en otras Artes Marciales como el Brazilian Jiu Jitsu o el Goshin Jutsu (y por tanto en Karate), tenemos que tener en cuenta varios puntos importantes:

  • No debemos concentrar nuestras fuerzas solo en una parte del cuerpo del adversario, sino en todo o casi todo su cuerpo.
  • Tendremos que estar atentos a las reacciones de Uke para poder anticiparnos a sus movimientos.
  • Es imperativo usar la mayor parte de nuestra superficie durante las inmovilizaciones, incluyendo las piernas.
  • Siempre que queramos cambiar de una inmovilización a otra, procuraremos mantener el control de al menos dos de los tres puntos que una técnica de Osaekomi tiene. Hablamos del triángulo formado por hombros y cabeza sobre el suelo.
Por otro lado, cuando somos inmovilizados, si nuestra capacidad técnica y/o física no supera a la de nuestro atacante, intentaremos más de una forma de salida para librarnos de la inmovilización. Si nuestro oponente persiste en el ataque, procuraremos buscar su parte más débil e incluso aprovecharemos su fuerza para voltearlo.

En tanto en cuanto nosotros los karatekas y goshindokas no seguimos ni tenemos por qué seguir las normas y reglas del Judo, del Brazilian Jiu Jitsu o de cualquier deporte de contacto, debemos ser conscientes de que cuando realizamos Osaekomi Waza, existe la posibilidad de que tanto nuestro oponente como nosotros podemos golpear, morder, arañar, pellizcar o atacar a los ojos u otros puntos vulnerables cuando se trate de Defensa Personal real. Esto llevado al tatami con nuestros compañeros se hará con un absoluto control y respeto, pero sin olvidarnos nunca de dicha posibilidad.

Como quiera que las inmovilizaciones que nos interesan (y el modo de hacerlas) difieren en ocasiones de las contempladas por el Kodokan nipón (que es quien tiene la última palabra en el Judo mundial), deberemos adaptar las técnicas a una situación real.

La clasificación de los Osaekomi Waza que propongo quedaría tal que así:
  1. Hon Kesa Gatame (inmovilización básica en bandolera)
  2. Makura Kesa Gatame (inmovilización en bandolera en forma de almohada)
  3. Kuzure Kesa Gatame (variante de la anterior)
  4. Ne Kata Gatame (inmovilización controlando un hombro)
  5. Otoshi Kata Gatame (inmovilización controlando un hombro paralelo a Uke)
  6. Ushiro Kesa Gatame (inmovilización en bandolera invertida)
  7. Yoko Shiho Gatame (inmovilización lateral con cuatro puntos de apoyo)
  8. Tate Shiho Gatame (inmovilización sobre cuatro puntos de apoyo a horcajadas)
  9. Kami Shiho Gatame (inmovilización invertida sobre cuatro puntos de apoyo)
  10. Kuzure Kami Shiho Gatame (variante de la anterior)
  11. Uki Gatame (inmovilización flotante)
  12. Ura Gatame (inmovilización de espaldas)
-Aclaraciones:

a) Al igual que el Kodokan ha unificado las proyecciones Ippon Seoi Nage y Morote Seoi Nage en una sola -Seoi Nage-, la inmovilización Hon Kesa Gatame (1) la ha simplificado eliminando la partícula Hon (lit. raíz, base) del nombre completo. Nosotros la seguiremos usando.

b) Makura Kesa Gatame (2) es una variante de Hon Kesa Gatame (1) muy utilizable en la calle, donde puede haber un suelo irregular con objetos que pueden herirnos mientras estamos tumbados en él. En Defensa Personal Policial se emplea por encima de la forma más básica, recogiendo ambas piernas y colocando la planta del pie más alejado de Uke en el suelo.

c) En Judo no se usa la palabra Ne para nombrar a (Ne) Kata Gatame (4) por no hacerse nunca de pie, pero en Goshin Jutsu o Karate existen ambas versiones.

d) Como apunte, comentar que Tate Shiho Gatame (8) es conocido en Brazilian Jiu Jitsu con el nombre de “Montada” y Yoko Shiho Gatame como "Cien Kilos”.

e) En Kuzure Kami Shiho Gatame (10) las piernas suelen colocarse con ambas rodillas simétricas como en Kami Shiho Gatame (9), aunque también pueden ponerse de otras formas que proporcionen base suficiente como se aprecia en las imágenes.

f) Uki Gatame (11) es una inmovilización híbrida que nace de la evolución de otras técnicas. Un ejemplo habitual es realizarla tras haber intentado ejecutar sin éxito un Ude Hishigi Juji Gatame como vemos en el vídeo.

g) Ura Gatame (12) es una inmovilización propia de Judo, pero que se antoja peligrosa y poco eficaz en Defensa Personal. Aún así, he querido agregarla por pura cultura marcial. Algo similar ocurre con la forma básica de ejecutar Kuzure Kesa Gatame (3), por lo que en las imágenes vemos otra variante controlando ambos brazos.

h) El Kodokan contempla cuatro grupos donde clasifican la totalidad de los Osaekomi Waza, esto es: grupo Kami, grupo Kesa, grupo Tate y grupo Yoko, pero nosotros las concentraremos en uno solo.

En el siguiente vídeo filmado por Ana Salazar y editado por mí vemos, con la ayuda de mi Senpai Javier Juliá, las inmovilizaciones enumeradas más arriba y en ese mismo orden. Están realizadas de un modo más pedagógico que práctico, con la idea de que sean observadas, conocidas y comparadas unas con otras. 

Raúl Cabral. 

sábado, 2 de marzo de 2024

El Compromiso en las Artes Marciales.

9º Principio
El Karate es para toda la vida.

Reza el noveno principio de las 20 Máximas de Funakoshi: “el aprendizaje del Karate es para toda la vida” (Karate no shugyo wa issho de aru) o como me gusta decir a mí de manera más sucinta “el Karate es para toda la vida”. 

Este precepto, tan simple y claro, se me antoja el menos seguido de cuantos promovió el fundador de nuestro Arte. 

Todos los que llevamos años tanto en la enseñanza como entre el alumnado hemos visto entrar y salir de nuestro Dōjō a decenas y decenas de karatekas que, por un motivo u otro, han decidido abandonar la práctica. Unos porque se dan cuenta de que no les llena lo suficiente, otros por incompatibilidades con sus compromisos personales, algunos por los estudios o por el trabajo y hasta los hay que simplemente deciden cambiar de disciplina.

Lo cierto es que, por una cosa o por otra, la mayoría... la inmensa mayoría de hecho, dejan de hacer Karate Dō o el Arte Marcial que decidieron practicar en algún momento de su vida para no volver jamás. Y es que, como decía al principio de este escrito “el Karate es para toda la vida”, pero muchos no llegan a darse cuenta.


Las Artes Marciales son en realidad muy selectivas.

“Muchos son los llamados, pero pocos los elegidos” suele decirme mi maestro de Goshin y buen amigo Eduardo Pardo Sensei. Y así es; de niño muchas personas comienzan a recibir clases de Karate (o Judo, Taekwondo, Aikido o cualquier otro Arte Marcial), para pasados unos meses o años abandonar al maestro y dejar las clases. Los hay también que inician su andadura por este mundo marcial tras la adolescencia e incluso en la edad adulta, pero tarde o temprano llega el desánimo y la apatía e inevitablemente el abandono.


Las crisis en la vida de un karateka.

Se dice que existen diferentes momentos de crisis según el cinto que se ostenta en cada momento. Podríamos colocar el blanco como el primer escalón; es el momento en el que se empieza y en el que muchos se dan cuenta de que eso no es para ellos. 
Otro momento difícil suele venir con la llegada del cinto verde. Es un grado en el que ya se sabe algo, y aunque la disciplina les ha llenado y satisfecho en cierta medida, puede no haber sido lo suficiente. 
La obtención del cinturón negro (Kuro Obi) es para bastantes practicantes el momento de pensar que ha llegado la hora de dejar la actividad, pero aunque se suele decir que “el cinto negro es un blanco que no se rindió”, en muchas ocasiones es aquí donde se abandona definitivamente. Esto ocurre especialmente cuando se toma el Kuro Obi como fin último y no como un paso más del camino ().


Hay alumnos y hay budokas.

Yo he conocido y entrenado con miles de karatekas y artistas marciales de otras disciplinas que, tarde o temprano han desaparecido del tatami. Algunos, grandes técnicos y/o competidores con buenos palmarés, pero que en cuanto la fase deportiva de su Arte Marcial ha acabado, su compromiso con el “deporte” que practicaban también lo ha hecho.
Un maestro de Karate me dijo una vez que él tenía alumnos que le ayudaban a tener discípulos, entendiendo alumnos como “clientes”. Y parece que el tiempo le ha dado la razón. Definitivamente, no todos los alumnos se implican de igual manera. No todos los alumnos experimentan la misma entrega y es que, como expresa un viejo dicho “cuando el alumno está preparado, llega el maestro” (y no todos llegan a estarlo).


El compromiso de las Artes Marciales.

Las Artes Marciales son duras, y no solo físicamente. Son ante todo, compromiso. Y este extremo es el que no suele estar dispuesto todo el mundo a afrontar.
El Karate es compromiso con la disciplina en sí, pero también con el club al que perteneces (no olvidemos que un Dōjō o un club de Artes Marciales no es un simple gimnasio donde uno va a ponerse en forma sin más). Es compromiso con tus compañeros, con el grado que ostentas y desde luego es compromiso con tu maestro, quien probablemente ha dado de sí todo lo que estaba en su mano para transmitir sus conocimientos y motivar a sus alumnos.


Mi compromiso con el Karate Dō y con las Artes Marciales.

Primero de marzo de 2024: se cumplen 42 años de práctica de Karate Dō Shōtōkāi en la escuela del maestro Herbert. Desde aquel lunes de la primavera de 1982 en el cual comencé mi andadura por el mundo de este gran Arte Marcial, mi compromiso con el Karate en particular, y más adelante con las Artes Marciales en general ha sido firme y constante. 

Después de más de media docena de intervenciones quirúrgicas para poder seguir con mi práctica diaria (en unos días vuelvo a entrar en quirófano), y de decenas de lesiones (unas curadas y otras crónicas), aquí sigo intentando aprender de mis compañeros, alumnos y maestros de otras disciplinas como el Judo, el Aikidō, el Goshin Jutsu o el Tai Jitsu para incorporar tales conocimientos a mi Karate.
Definitivamente, el compromiso con las Artes Marciales es necesario para cualquier budoka

Con el maestro Cáceres y algunos de mis alumnos en mi 42º aniversario (1-3-2024).
Raúl Cabral.